06 noviembre 2005

Mujer tenías que ser

Alguna de mis compis de piso madrugó la mañana del sábado para comprar el periódico. Eso de levantarse a desayunar y tener el periódico encima de la mesa es un lujo. ¿No cree, querido lector?

Entre madalena y sorbo de 3 cucharadas de cacao disueltas en leche, iba pasando las páginas de El País, deslizando por las páginas mi vista legañosa de las primeras horas del día: la revuelta de los suburbios de París se extiende a otras ciudades francesas, Mercosur rechaza el plan de Bush de crear un Área de Libre Comercio para América (con foto de Maradona y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez), y la enésima Ley de Educación (tanto cambio sólo consigue marear a alumnos, padres, profesores y a los esforzados opositores, además de empobrecer la enseñanza) aparecían en la portada del 5 de noviembre de 2005.

Sin embargo, la noticia que realmente ha conseguido hacer que abriera los ojos ha sido la que aparecía publicada en la página 31. Por enésima vez.

Título: "Las tituladas jóvenes sufren tres veces más paro que los varones"
Entradilla: "La relación entre el nivel de formación y la facilidad para encontrar un empleo no es igual entre hombres y mujeres menores de 30 años. Las jóvenes en paro tienen más estudios que los chicos de su generación, según un informe del Instituto de la Juventud. Mientras que el 18% de las chicas desempleadas cuentan con estudios universitarios, sólo el 6% de ellos tiene estudios superiores. El estudio señala que la proporción de ocupados es hasta un 15% más elevada entre los varones que entre las mujeres jóvenes".

Un jarro de agua fría. ¡Chof!

O sea, ¿lo que me quieren decir es que si me pongo pene valgo más para el mercado laboral?

En éstas estaba cuando me he dado cuenta de que es mucho mejor contratar a un hombre: no tienen la regla (motivo por el que las mujeres tenemos mal humor. Pero, si un hombre tiene un humor de mil denomios ¿es que tiene la regla?), no se quedan embarazados, no tienen tantos lazos familiares ni la sensibilidad tan desarrollada en un mundo que vive progresiva e inexorablemente más deprisa y, si se tienen que tocar los cojones, tienen más facilidades. Y seguro que se me escapan muchas otras razones para contratar un hombre antes que una mujer en igualdad o superioridad de esta última en preparación con el macho.

Hoy por hoy, las mujeres tenemos que demostrar el doble que cualquier hombre a la hora de conseguir un trabajo. Y todavía hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres, estos últimos peor pagados.

Conclusión: joven preparada aunque sobradamente puteada.

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