25 noviembre 2005

El colapso de Gran Vía

Ayer subí a comer con una amiga a Madrid. Hacía mucho que no veía el sol en Madrid: me muevo fundamentalmente por sus madrigueras (el metro y los cercanías). Estuvimos en Gran Vía parte de la tarde y no pude evitar mirar hacia el local que albergaba Madrid Rock. Próximamente, otra tienda de ropa del grupo Inditex ocupará los antiguos metros cuadrados de música. En concreto, Berskha (o como se escriba). A pocos pasos hay otro.


Otra gran tienda de este grupo se instala en nuestras vidas. Sinceramente, no soy nostálgica de Madrid Rock porque apenas llevo un año viviendo en el extrarradio de Madrid pero sí que me paseé unas cuantas veces por sus estanterías y me compré algún disco. En concreto, recuerdo uno de Megadeth "Countdown to Extinction", aunque siempre buscaba uno de Children Of Bodom, que todavía no he encontrado.


Hubo mucha polémica con el cierre de Madrid Rock. Furilo aventuró en su momento (18 de febrero de 2005) que no se cerraba por culpa de la piratería, y una coña muy buena apareció en Abundando.

Los centros de las grandes ciudades se están inundando de tiendas de moda. Pero de una sola marca. El grupo Inditex tiene, nada menos, que las siguientes firmas: Zara, Berskha, Stradivarius, Pull & Bear, Massimo Dutti, Oysho, Kiddy's class y Zara Home.

Miren las etiquetas de su ropa, seguramente tengan alguna prenda que pertenece a ellas. Paséense por Gran Vía y toda la zona comercial de Preciados. ¿No les suena alguno de estos nombres? ¿Para qué más? Cualquier centro comercial que se precie "debe" tener una de estas grandes firmas, o cualquier calle comercial. Allí donde se instalan, allí está el negocio, con varias colecciones en una sola temporada.

Por supuesto, la web de Madrid Rock es otra cosa.

1 comentario:

anomo dijo...

Estas cadenas anulan la personalidad de las ciudades. Sus comercios son clónes que se repiten monotonamente en todas las poblaciones.

Además, en el caso de Inditex, su política de instalarse "a cualquier precio" donde considera oportuno, conlleva un aumento de los alquileres de los comercios, que contribuye a expulsar a las tiendas tradicionales.

El resultado lo estamos viendo: calles aburridas, y centros comerciales llenos de gente pero faltos de vida.