09 junio 2006

Insolación

Diez mosquitos se suicidaron la pasada noche en la pantalla del ordenador. El aparato emitía efluvios procedentes desde el averno que incrementaban la sensación de agobio y bochorno en la habitación. Guiados por la luz, los bichejos iban cayendo uno a uno chocando contra las15'4 pulgadas.

Mientras tanto, dos ventanitas subían y bajaban, se iluminaban de naranja indicándome que Circe y Ana continuaban con otras partes del trabajo conjunto que tenemos que presentar mañana. Y, entre cuestiones de HTML y dudas más que razonables, comenzaron a surgir las temidas y tan divertidas "idas de olla", que empiezan por una pequeña y, al final, no se sabe cómo parar. Una idea absurda lleva a otra cada vez más absurda; y, al final, la bola es tan grande que no se puede frenar porque siempre surge otra idea más escandalosa que la anterior que hay que compartir.

En este tipo de situaciones influyen varios factores: las personas con las que estás hablando, las horas que lleven delante del ordenador (y las horas que lleves tú, claro), el cansancio mental o cuánto ha subido el mercurio en los últimos días. En ese cocktail surgen los mejores "brainstormming" de sandeces, algunas elevadas al cuadrado, que provocan, incluso, lágrimas y dolores abdominales. Se trata, pues, de unos momentos intensos de risa incontrolada compartida... a través de la red. Al día siguiente, ves las caras de tus interlocutores y lo mínimo que puedes hacer es esbozar una sonrisa para, tras cinco segundos, comenzar a reir a carcajada limpia sin haber dicho una palabra al respecto.

Y, no, esto no es fruto de una incipiente locura, que podría ser compartida, sino de la insolación, ya sea del sol o de la pantalla de un ordenador.

1 comentario:

Ana Marín dijo...

Más allá del monitor contra el que se estrellan los desdichados mosquitos y más allá de las idealizadas (e incomprendidas muchas veces) redes informáticas, están las personas. Eso es lo que convierte una soporífera noche de junio en un "brainstorming" surrealista o, lo que viene a ser más o menos lo mismo, un maratón mezcla de prácticas y muchas risas.

Cuando acaba la fiesta (a eso de las tantas de la mañana), sólo queda agradecer la compañía virtual y esperar el encuentro de la mañana.